Respecto al hidrogeno existen varias problemáticas. La primera el almacenamiento. Mientras que los combustibles fósiles son líquidos a temperatura ambiente lo que facilita su transporte y almacenamiento el hidrogeno es un gas, el cual hay que someterlo a altas presiones para que pase a estado liquido, en torno a 350 bares lo que implica depósitos especiales muy resistentes y de alto coste, además de lo complicado que es realizar la recarga de estos depósitos de forma segura a esas altas presiones. Recordemos los riesgos que ya implica una simple bombona de butano y están a una presión de tan solo 2 bares, no de 350.
Si suponemos que es mejor una pila de hidrogeno que un motor de combustión de hidrogeno, seguimos teniendo inconvenientes relevantes a día de hoy.
Las pilas de hidrógeno tienen un rendimiento muy bajo actualmente. Se requiere de mucha más energía eléctrica para producir el hidrógeno que la energía que luego se puede producir en la pila de combustible con ese mismo hidrógeno.
La reacción química en la pila de combustible no es instantánea. Para que el coche pueda moverse y acelerar sin problemas y evitar esa inercia en la producción de la energía, los coches de pila de hidrógeno siguen necesitando usar una batería que se mantiene cargada constantemente y que es la que alimenta el motor eléctrico en las fases de aceleración hasta que la velocidad a la que se genera la electricidad en la pila y la velocidad con la que se consume electricidad en los motores se igualan. Es decir, necesita una batería a modo de nodriza.
Eso sí, esta batería es entre 10 y 15 veces más pequeña y ligera que la que necesita un coche eléctrico convencional.
Y no olvidemos que debemos producir ese hidrogeno. Ya sabemos que el modo de obtención es mediante la electrolisis, algo que sabemos todos desde el colegio, y para ello se necesita electricidad.
Pues bien, en función de la procedencia de la electricidad el coste puede variar en 1€/kg si se produce con electricidad no verde, la que contamina, y los 5€/kg si se produce con electricidad procedente de renovables.
Y todo esto sin entrar el debate de que al final con tanto coste solo vamos a poder tener un coche los que tenemos la pasta para permitírnoslo, algo que se supone debería preocupar a las mentalidades progresistas y no a los malvados fachas, capitalistas y opresores de la clase obrera, pero ahí lo dejo. Cuando yo vaya en coche tranquilamente y a pie o en bicicleta el que haya votado progresismo verde porque no pueda permitirse un coche, que disfrute lo votado.