Pocos pero muy sentidos fueron los actos de recuerdo al 75 aniversario de la proclamación de la República
• Girona izó la bandera, pero no en el balcón municipal







EL PERIÓDICO
BARCELONA

Pocas pero muy sinceras y sentidas fueron ayer las conmemoraciones del 75° aniversario de la Segunda República.
En Sevilla, unas 200 personas rindieron homenaje al que fuera fugaz presidente de la república, amén de muchos otros cargos, Diego Martínez Barrio. En el cementerio de Montauban (Francia), unas decenas de personas coincidieron frente a la tumba de Manuel Azaña, último presidente de la república, fallecido en el exilio, en 1940. En Tenerife fue motivo de elogio la trayectoria de Antoni Camejo, último alcalde republicano de Buenavista del Norte, que pagó con su vida los avisos sobre los movimientos de tropas de Franco previos a la insurrección militar. En Málaga, 100 personas acudieron al cementerio de San Rafael, donde las mayores fosas comunes de Andalucía sirvieron de cementerio a más de 3.500 defensores de la república. Pero la de ayer fue una jornada extremadamente comedida en celebraciones. La de Girona, por ejemplo, resumen a la perfección el exceso de mesura.

Entre cuatro banderas
El ayuntamiento optó por un tímido acto en el salón de plenos. Colocó allí una bandera republicana junto a un mural con los nombres de los alcaldes y concejales de la ciudad de Girona entre 1931 y 1939. Pero, prudentemente, al lado de la bandera republicana estaban presentes también la enseña local, la catalana, la española actual y la europea. Un centenar de personas, la mayoría de edad ya muy avanzada, visitaron con emoción el salón de plenos y se hicieron fotos junto a la bandera republicana, informa Anna Punsí.
El acto, que se celebró a partir de una moción presentada por IC, le supo a poco a los entusiastas republicanos, que deseaban ver, aunque fuera sólo por un día, la bandera ondeando en el balcón del ayuntamiento. "No ha habido suficiente valentía para ponerla fuera. Ningún partido ha querido ser acusado de falta de lealtad y, simplemente, la han escondido en la sala de plenos", lamentaba, un poco dolido, Vicenç Montserrat.
El teniente de alcalde de Iniciativa, Joan Olòriz, recordó que era la primera vez que el ayuntamiento rendía homenaje a la república y justificó el hecho de que la bandera no estuviera en el balcón con el argumento de que "gobernar es pactar". Vamos, el PSC se opuso.
Con todo, en Girona sí ondea una gran bandera republicana. Es la que se ha colocado en el tejado del Museo de Historia de la Ciudad con motivo de la exposición sobre la segunda república, que puede visitarse hasta el próximo 4 de junio.
En Barcelona, apenas 300 personas, convocadas por ICV, se reunieron en la plaza de Catalunya alrededor del soso monumento a Macià.
Catalunya, sin embargo, no tiene previsto darle la espalda a un acontecimiento histórico en el que interpretó uno de los papeles protagonistas. El Govern, por ejemplo, ha organizado para el próximo 4 de mayo en el Teatre Nacional un acto presidido por Pasqual Maragall en el que se recordarán los valores de la cultura republicana.
Celebraciones al margen, la jornada no fue ajena a las reivindicaciones políticas. El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, confió en el próximo advenimiento de la tercera república española. Llamazares izó la bandera republicana en el balcón del Ayuntamiento de Grado (Oviedo). Apenas 100 personas acudieron al acto.
Más lanzado, el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, pronosticó que la Corona "perderá su papel próximamente porque no tiene legitimidad". De paso, calificó al heredero, Felipe de Borbón, de "burgués que no aportará nada a la historia de España".