En un hilo sobre Félix Rodríguez de la Fuente, leo un comentario de Matías que me parece interesante. Decía algo así -cito de memoria: corrïjame el interesado si desbarro o perpetro- como que, en gran medida, la culpable de los repugnantes bodrios televisivos que nos asaltan es la audiencia, que sin audiencia de esa clase no habría basura de esa especie y que mejor leer y yacer en placentero enredo con la chavala que encender el artefacto.

Fuera de secundar lo de la lectura y la chavala, se me ocurre que la culpa toda no sea sólo de la audiencia, que estamos ante un medio abierto, al alcance de cualquiera, de difusión y acceso libre (bueno, lo de difusión libre no es cierto), y que sus responsables acaso debieran establecer un código deontológico propio donde, en nombre de la audiencia, no todo es válido.

Quizá deberíamos tener en cuenta que la tv, salir en ella, aún es para mucha gente un criterio de verdad en lo que se refiere a la entidad del personaje. Hemos pasado del artista, del científico y del artífice en los programas de máxima audiencia a la prostituta y al chulo sin ningún paso intermedio educativo, es decir, sin una asignatura en los colegios sobre lenguaje cinematográfico y televisivo, de manera que el espectador se encuentra inerme ante cualquier cosa que se le muestre a través de ese artefacto.

Pues hala, no me enrollo más: ¿qué opináis vosotros?

saludos