Mi opinión:
1º.- El placer de la escucha musical no depende exclusivamente de lo percibido por los oidos.
2º.- El principal órgano de placer -en todos los sentidos- es el cerebro.
3º.- El cerebro interpreta los impulsos eléctricos que le transmiten los nervios óticos y les da coherencia.
4º.- Es posible que en prueba ciega seamos incapaces de distinguir un MP3 a 192 bien codificado de un wav a 16/44,1. Pero también es posible que la escucha prolongada de estos mp3 en un buen equipo de música nos produzca más fatiga "auditiva", entendida como cansancio que produce el que el cerebro tenga que hacer un mayor esfuerzo para recomponer la información "perdida" al haber menos redundancia.
5º.- La tecnología digital ha llegado a un punto que es muy difícil, si no imposible, percibir diferencias entre lectores digitales, hablando de PCM. Se ha demostrado que con una buena masterización, 24/48 como mínimo, desaparecen del CD (casi) todos sus problemas de jitter, timbres metálicos, etc.
6º.- No creo que sea tan difícil grabar analógicamente con muy buena calidad la salida de un SACD y compararla con otra PCM grabada al mismo nivel. En especial para ingenieros y aficionados especializados.
7º.- Yo percibo sutiles diferencias sonoras entre muchos SACDS y CDS. Curiosamente en la mayoría de ellos, el nivel aparente de sonido es más bajo en los SACDS que en los CDS. ¿Es esta diferencia de volumen la que interpretamos como un timbre más dulce y real?
8º.- La percepción de diferencias requiere más de un oido entrenado que de u oido de oro.
9º.- Los eslabones más débiles de la cadena son, por este orden, la sala y las cajas. Invertir en ellas ahorra mucho dinero y asegura el resultado final. Pero son los más sensibles al factor
WAT.
10º.- Paradojas de la vida: cuanto mejores son los lectores, peores son los discos, por el abuso de la compresión.