Cita Iniciado por Albert Dirac Ver mensaje
A mí se me ocurre una solución, hasta más fácil.

El que quiera pitar, que pite. El que quiera quedarse en silencio, que calle. El que quiera aplaudir, que aplauda.

Y cuando se termine el himno, jugamos el partido, y a otra cosa.
Eso si que sería una cosa revolucionaría, de puro extravagante. También se podría arbitrar un turno de réplica, en el que se pusiera tras el himno pitado el himno de los pitadores con una foto del representante institucional para poder satisfacer las ansias revanchistas de la otra facción. Luego se podría entregar un trofeo simbólico a la afición más decibélica.

Yo propongo algo así como el becerro de oro.

Saludos