Cito textualmente
Es imposible encontrar una sola ley, decreto o proyecto de ley del Gobierno de coalición que sea ni lejanamente asimilable al chavismo.
Los límites al alquiler están copiados de Berlín y París. Las subidas fiscales son lo que ahora propone el nuevo presidente de EEUU, Joe Biden. Los impuestos a la herencia y a la propiedad de las grandes fortunas –que Ayuso tacha de anacrónicos– son una receta que plantea el FMI. Y las restricciones sanitarias contra la pandemia se aplican en casi todo Occidente. También en casi toda España, incluso en comunidades gobernadas por el PP. Con la excepción singular de Madrid.
El verdadero riesgo de que Madrid se convierta en Caracas –o en Bogotá, o en Ciudad de México, o en Guayaquil– no está en las políticas de izquierdas. Sino en los excesos de esta derecha: en el fomento indiscriminado de la desigualdad, que es lo que hace de estas ciudades un lugar de pobreza (para la mayoría) y enorme inseguridad. Tampoco habría surgido el chavismo, con todos sus excesos posteriores, sin la brutal y obscena desigualdad que le dio a Hugo Chávez un gran respaldo social.
Cualquiera que conozca las grandes ciudades latinoamericanas sabe de lo que hablo: lugares donde la distancia entre los ricos y los pobres es abismal. Donde una pequeña minoría acumula toda la riqueza, y el resto malvive. Donde los ricos viven atrincherados en barrios fortaleza, con seguridad privada. Ciudades donde es peligroso pasear.