Exactamente. Lo importante es conocer bien, ser consciente de los factores que influyen en la calidad final de sonido y la importancia real de cada uno. A partir de ahí que cada uno decida lo que se quiera gastar y cómo repartirlo (en cajas, tratamiento, ecualización, amplificación, etc) y lo que está dispuesto a sacrificar (aunque aquí muchas veces uno se ve "obligado").