La reflexión del día.
Hoy mucho gili tonto de la izquierda ha arremetido contra Ayuso por decir ayer a Sánchez lo que todo el mundo sabe.
Lo peculiar es que se rasgan las vestiduras como si fueran santos de la virtud pública cuando han tenido hasta hoy una ministra de Igualdad condenada por el Tribunal Supremo por difamar a un inocente, que no es poca cosa.
Y encima ayer Sánchez volvió a difamar y mentir a otro inocente ciudadano desde la tribuna, en este caso el hermano de Ayuso, lo cual es bastante más grave que murmurar un insulto cierto para uno mismo en respuesta a esa difamación.
Exigir a los demás estándares morales más elevados que los que uno mismo practica, ¿no os parece que es un ejercicio de cinismo e hipocresía?
Ahí lo dejo.