Suponer que la presión sobre la población civil de Gaza va a conseguir que aparezca el soldado Gilad Shalit y evitar que se lancen misiles Qassam, es una de las ideas más retorcidas y enfermas que he escuchado nunca. Porque los israelíes lo deberían saber, ya que les sucede siempre a ellos. Cuando hay algún acto de terror o una guerra contra Israel, inmediatamente la gente se vuelve más de derechas, más adepta al régimen, más contraria a los árabes. Y lo mismo les pasa a los palestinos y a los libaneses. Con sus acciones militares en Gaza, el Ejército está consiguiendo exactamente lo contrario de lo que se propone. Mientras más los empujamos, más decididos están a luchar contra nosotros. Lo que se está haciendo en Gaza, además de retorcido y enfermo, no es eficiente, no lleva a nada. Hoy tienes la prueba, cinco misiles Qassam tras una semana de incursión en el barrio de Siyaía.
Y me preocupa la indiferencia y apatía de los israelíes. Gaza no está en la agenda. Si sales a la calle y le preguntas a la gente, el 95% te dirá: “¿Gaza? Sí ya se la hemos devuelto a los palestinos. Gaza es libre ahora”. Lo que a todas luces es una gran mentira porque la situación ahora en Gaza no podría ser peor.
Peor inclusive que cuando estaban allí los asentamientos. Y la retirada de los asentamientos fue algo muy bueno. Es una alivio ahora cuando visitas Gaza saber que puedes ir a donde quieras. Al norte, al sur, que ya no está el check point de Abu Holi, donde antes podías aguardar durante horas o días, mientras veías pasar a los colonos por otras carreteras. Era una locura. Sin embargo, más allá de esto, nada ha cambiado. El guardia que vivía dentro de la prisión, ahora vive fuera, pero continúa siendo el guardia y Gaza sigue siendo una prisión. Y si el guardia está fuera de la prisión es simplemente porque le resulta más conveniente.
Y te dices a ti mismo, bueno, esto no puede continuar así, en cualquier momento la situación va a estallar. ¿Pero qué va a estallar? ¿Qué pueden hacer? ¿Pueden lanzar una bomba nuclear contra Israel? No hay nada que los palestinos puedan hacer para detener este. Así que es muy probable que la situación siga así durante mucho tiempo.
Y al mundo no le interesa Gaza. Al menos el otro día Kofi Annan mencionó a Gaza en una frase, pero nada más.
¿Por qué Israel apuesta por el castigo colectivo de los habitantes de Gaza?¿Quiere llevar a la gente hasta el límite de la desesperación, así cuando llegue el momento de sentarse a negociar los palestinos aceptan todo lo que les ofrezcan? ¿Cuál es la lógica del bloqueo, de los ataques? ¿Hay alguna lógica?
En primer lugar, pensamos que Israel tiene derecho a hacer lo que quiera. Si ellos lanzan un Qassam, listo, ya podemos hacer lo que nos venga en gana. Y lanzan Qassam que, por cierto, es algo realmente tonto por su parte, ya que no conducen a nada, ni siquiera hacen daño real a Israel. Y yo podría entender los atentados suicidas, porque tienen algún efecto. Terrible, pero un efecto al fin. Los Qassam no son nada.
E Israel piensa que lo que no se consigue por la fuerza, se consigue empleando más fuerza aún. Así que ahora el objetivo es detener los Qassam, que deben dejar de ser lanzados. Pero esta no es la manera de conseguirlo. Y en este momento están buscando túneles porque el otro día encontraron uno en el paso de Karny. ¿Cuál es la relación entre volar la planta de energía eléctrica de Gaza y lograr que se dejen de hacer túneles? ¿Bombardear las granjas y los túneles? Un millón y medio de personas están viviendo en condiciones terribles. ¿Ha servido esto para que no se hagan más túneles? ¿Para que no se lancen más Qassam?
El mundo debe saber, y los israelíes deben saber, que Israel está ocupando Gaza nuevamente. Desde fuera pero la está ocupando. Y la jugada es muy buena porque ni siquiera los israelíes lo saben.
Sí, durante las semanas que estuve en Gaza, la destrucción de la planta de energía eléctrica me causaba una gran perplejidad. ¿Por qué?, me preguntaba.
Lo curioso es que los Estados Unidos están enfadados con Israel por haber destruido la central eléctrica, ya que fue una empresa americana, Enron, la que la construyó. Y la compañía aseguradora, que deberá pagar ahora decenas de millones de dólares para arreglarla, es también americana.
Y toda la situación es curiosa. Aviones fabricados en Estados Unidos, con bombas de los Estados Unidos, bombardean una planta de energía palestina hecha por los Estados Unidos y asegurada por los Estados Unidos.
¿Y qué le sucede a la sociedad israelí? ¿Por qué no reacciona?
No le pasa nada en particular, siempre ha sido así. Lo único quizás es que en este momento sufre un mayor nivel de apatía. Había tiempos, eso sí, en los que tenía más vergüenza. Ahora no tiene vergüenza alguna por lo que está sucediendo. Había tiempos en los que se hacía preguntas, ahora nadie hace preguntas. Había tiempos en los que después de matar a un inocente había lágrimas, aunque se lo mataba de todos modos, ahora nadie llora.
Esto es porque se piensa que Israel debe ser lo más fuerte que pueda, lo más rica que pueda. Es todo una lucha por los territorios. Y es todo porque se deshumaniza a los palestinos. No se los ve como seres humanos. Y las cosas empeoraron después del 67, después de la primera Intifada, después de la segunda Intifada.
Cuando durante la primera Intifada un cámara filmó a dos soldados israelíes que le rompían el brazo a un palestino con una roca, todo el mundo estaba conmocionado por esas imágenes que fueron sacabas por las CBS. Israel estaba conmocionada por esas imágenes. Y ahora nos parecen una broma en comparación con lo que está sucediendo y que a nadie realmente le importa.
En el cuadro general de Oriente Próximo, en la disputa entre Israel, el Líbano, Siria, Irán ¿dónde situarías a Gaza?
Yo no incluiría a Gaza en el resto de la situación. Resulta muy conveniente para los israelíes hablar de la conexión islámica, nos pone las cosas muy fáciles. Pero Gaza es Gaza. Hamás no es Hezbolá. Hamás sabe lo que quiere. Hamás está dispuesto a alcanzar compromisos. Hamás es un partido local, nacional, con características religiosas, que está luchando por una causa justa, está luchando contra la ocupación.
No duda en hablar de "abuso" ante la disparidad de fuerzas en una acción que a su entender "cruza la línea roja de la humanidad, la moralidad, la ley internacional y la sabiduría".
Señala con sorpresa que el gobierno de Israel no aprende de las lecciones del pasado. Y que aunque en estos momentos todos aplauden la ofensiva contra Gaza, es muy probable que cuando remita el actual nivel de testosterona bélica salgan a flote nuevamente las críticas por la mala imagen que el país está proyectando al mundo, por los crímenes de guerra que se están cometiendo. En este sentido, recuerda con acierto la comisión Winograd (que juzgó duramente las acciones de Ehud Olmert en el Líbano).
Enfatiza, también con acierto, que los Kassam, con su escasa capacidad para generar víctimas, no pueden justificar una respuesta de estas dimensiones. Cree que se tendría que haber seguido negociando.
Y que los israelíes no entienden o no quieren ver el sufrimiento que el bloqueo ha provocado a los habitantes de Gaza, carentes de luz, medicamentos y comida desde el momento mismo en que los colonos abandonaron la franja en septiembre de 2005, ya que Israel controla sus fronteras (no en pocas ocasiones acompañamos a niños que intentaban salir sin éxito de la franja para ser operados en el extranjero, lo que ha provocado una silenciosa sucesión de muertes).
Por otra parte, sostiene que de esta clase de acción, Hezbolá y Hamás no hacen más que salir fortificadas, pues la unión nacionalista alrededor de los líderes ante una guerra se da también en el sentido inverso, no sólo en Israel.