Esto no es una prueba divina, pero sí humana y social. Desgraciadamente sólo solemos aprender después de pegarnos la bofetada. Que la economía es muy importante nadie lo duda, pero que ciegue y mandé sobre estas decisiones no dice mucho de nosotros como especie presuntamente organizada ni como sociedad presumiblemente avanzada y solidaria. Quizás incluso salga algo bueno de todo esto.