Precisamente, la ventaja de la Monarquía es que es muy fácil separar al monarca de la institución. Sube al trono el sucesor, y a correr. Si no hubiera sucesor por haberse extinguido todas las líneas que tienen derecho a ello, nuestra Constitución marca que las Cortes Generales decidirán quién será el nuevo monarca, en la forma que más convenga a los intereses de España