Tarantino lo ha vuelto a hacer, me ha vuelto a seducir con este original homenaje al spaguetti western. Admiro su capacidad de hacer un tipo de cine muy personal, distinto, no apto para mayorías y que, sin embargo, conecta ampliamente con el público. Me gusta el sello que imprime a sus trabajos.
En Django he encontrado de todo. A nivel técnico me quedo con la fotografía, montaje, el contraste muy peculiar en su apropiada banda sonora y los planos típicos del director.En cuanto a la película en sí, son diversos los elementos que la elevan a la categoría de imprescindible: guión soberbio, con unos diálogos absolutamente geniales; humor para criticar duramente la esclavitud y el racismo; Un reparto e interpretaciones de nota, destacando Christoph Waltz, que si ya me gustó en Malditos Bastardos, aquí ya ha captado mi atención por completo. Di Caprio y Samuel L. Jackson también dejan el pabellón muy alto.
Para nada se me han hecho largos sus 165 minutos de duración, me he deleitado con todos y cada uno de ellos, aunque no voy a negar que nuevamente he tenido que retirar la vista en algunas secuencias, pero me compensa con creces.Cuenta además con 5 nominaciones a los Oscars, aunque aquí tengo mi personal teoría de que Tarantino no está muy bien considerado por la academia y no creo que su reconocimiento llegue más allá de premiar el guión. Eso sí, es condición indispensable para disfrutarla que te guste Tarantino. De lo contrario, no recomiendo verla, aunque a los indecisos sí que les pediría que le diesen una oportuniddad.