Interesante (y muy original) lectura la del enlace que pones. Un punto de vista muy sagaz e imaginativo en la que de entrada revela una de las grandes verdades ocultas de lo que se narra en el libro. Esto no es una historia de como el terrorismo afecta a toda una sociedad de diversas maneras, sino entre el constitucionalismo y el independentismo. Hasta para mi mismo que considero el nacionalismo uno de los grandes males de la historia me cuesta asimilar de forma tan lúcida como nuestro autor que el independentismo es lo mismo que el terrorismo.
Con el genio que le caracteriza se pregunta si algún independentista se reconocería en el retrato que se hace en la novela, desmontando de forma sencilla el maniqueísmo de Aramburu con tan simple premisa. Y es que es evidente que el relato de los que asesinaban, secuestraban, chantajeaban, daban palizas y los que miraban para otro lado mientras todo esto ocurría es imprescindible para entender la verdad. La verdad verdadera. De la misma forma que se nos ha escamoteado el relato de los fabricantes de crematorios y sus motivaciones reales y opiniones sinceras este hombre da con la clave del asunto; esto no es un problema de buenos y malos, esto es como un puzzle en el que cada uno tiene sus vivencias, sus sufrimientos y su “relato”. Claro que en ese puzzle faltan la piezas agujereadas por las balas, a las que echaron y a las que silenciaron.
Voy a ver otra vez las películas de Leni Riefenstahl para entender la verdad poliédrica del asunto, que seguro que hay algo que se me escapa.
Saludos