Cuando un ciudadano con lenguaje habitual catalán se dirige a un funcionario de la Generalitat en su lengua, es de lo más normal que este le conteste y tramite la gestión en la misma lengua.
El ciudadano no tiene porqué dirigirse a él en otra lengua.
El funcionario no tiene porqué contestarle en otra lengua.
Considerar de nacionalista y maleducado a quien lo haga así o a quien lo considere normal, sí me parece un deseo de imponer una lengua.