Reconozco que Lars Von Trier es de esos directores que amas o odias, no existe termino medio. Para mi su cine es provocativo y destroza los convencionalismos morales y sociales, y en consecuencia también lo hace con los cinematográficos. Película tras película, los torpedea una y otra vez.

Europa (inolvidable el comienzo y el final de este film), Epidemic (tan estimulante como olvidada, una autentica delicia), Los idiotas (diversión y filosofía en una cinta imprevisible e inolvidable su agridulce final), Rompiendo las olas (obra colosal que atesora fotogramas inolvidables como la masturbación del autobús, la confesión del inicio en la iglesia, el entierro de Bess y el repiqueo de las campanas, Emily Watson merecía el Oscar), Bailar en la oscuridad (su consagración definitiva, entre canción y canción, entre sueños y utopías, Von Trier lograba una obra desgarradora), Dogville (todas mis alabanzas para esta excelente comunión entre cine, teatro, música y literatura uno de mis titulos preferidos y que me marcaron) Manderlay (no llega al nivel de Dogville pero su continuación es esplendida y de una lucided maravillosa... mientras espero que algun dia se haga Washington para completar la trilogia USA), Anticristo (solo por su escena inicial ya merece haberse gastado el dinero en el cine, se disfruta al mismo nivel que se sufre, algo que muy pocos saben conseguir) o Melancolia (puro sentimiento que se apodera de tu alma, maravillosa) son films que cuando los veo nunca me dejan indiferente y sigo pensando en lo visto dias despues de haberlo hecho, y eso para mi significa mucho.

Y que decir de Riget, una de las miniseries más extrañas, cautivadoras y bizarras que he visto.