Entretanto, el ideal humano de la libertad reconquistada - bien antiguo y bien nuevo
en las particulares expresiones de la moderna cultura de la libertad - ha sido propuesto
y explorado por mil caminos en los dos últimos decenios. Entre esos caminos adquiere
un puesto relevante el del mundo de la cibernética, cuyo desarrollo y popularización ha
llegado a crear una nueva situación de intercomunicación globalizada de la que los
jóvenes son actores principales. Prueba de ello son, por ejemplo, los acontecimientos
de las últimas semanas y de ahora mismo en el mundo árabe, propiciados en buena
medida por la aludida nueva situación. La red se ha convertido en un instrumento
poderosísimo de información y de comunicación; pero también de propagación de
fórmulas de vida de todo tipo, sin excluir las menos acordes con la dignidad humana.
Así, los jóvenes se encuentran particularmente expuestos a la influencia desorientadora
del relativismo, es decir, de una actitud guiada por la indiferencia ante el bien, por el
“todo vale” y por la preterición de los bienes verdaderos. Al mismo tiempo, la atracción
de las “redes sociales” propicia un estilo de vida “virtual”, vacío - paradójicamente - de
encuentros y de relaciones verdaderamente personales. Si a ello se suma la coyuntura
histórica general, dominada por una crisis económica, socio-política, cultural y ética
con pocos precedentes, no es extraño que muchos jóvenes, duramente afectados por
tal crisis, sientan sus vidas inmersas en la mayor de las incertidumbres.