a ver

¿cómo decirte que me importa un carajo si polansky esto o lo otro, o si dragó aquello?

¿cómo decirte que, en asuntos de sexo, me resulta muy difícil, por no decir imposible, emitir juicios morales?

¿cómo decirte que no juzgo a nadie, más allá de un intercambio de ideas en el que, por lo que veo, no logro hacerme entender de ninguna manera?

¿cómo decirte que lo único que me molesta es la incoherencia de aquellos que, dependiendo de la ubicación ideológica del personaje, se muestran más o menos benevolentes?

¿cómo decirte que esos para quienes un delito lo es según quién lo comete, me repugnan, me parecen basura intelectual?

¿cómo decirte que todo este asunto me parece otra cortina de humo más con la que el paisanaje político distrae al personal de la verdadera realidad?


¿cómo decirte que yo no he sojuzgado a nadie, mayormente porque ni tengo la fuerza precisa para hacerlo ni la capacidad económica para comprar la fuerza con que hacerlo?


¿y cómo decirte que es muy posible que yo me exprese mal, que no consiga hacerme entender ni aun por escrito; pero que también cabe la posibilidad —muy remota, sin duda—, de que tú, quizá, ya digo, hayas dado en leer lo que no he dicho?