La desigualdad es más alta en estos años que llevamos del siglo XXI, que desde los primeros años del siglo XX. Se redujó, de forma significativa, después de las guerras mundiales, y empezó a crecer otra vez, desde los años 80, y ese crecimiento se ha acelerado notablemente con la crisis del 2008.
Si se lee este estupendo libro, que recomiendo calurosamente, escrito por cierto por un economista, y alabado por otros economistas, como Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, se pueden encontrar cifras y argumentos:
La economía es opinable, muy opinable. Tenemos a Piketty, a Krugman, a los 177 economistas de profesión que firmaron un manifiesto de apoyo en 2016 al programa electoral de Unidos Podemos... Y también tenemos a economistas de la escuela neoliberal, monetaristas,... Como es lógico, la economía no habla con una sola voz. Ni siquiera con dos o tres voces.
Es como opinar sobre la política económica del PP, y su efecto sobre el empleo, Cuando llegó al poder, había 17,2 millones de empleados. Cuando lo dejó, 18,9 millones. Un saldo neto de 1,7 millones de empleos. Por supuesto, muy lejos de esas fantasías que les gusta contar de tropecientos millones de empleos creados. La realidad fue que en los primeros años del PP se destruyeron muchos empleos. Y no por la herencia recibida, o por la crisis, no. Como fruto de sus decisiones políticas, como abaratar el despido, y la contratación. El efecto fue muchísimos empleos de calidad pérdidos, y sustituidos por los empleos precarios que tenemos ahora, mal pagados, y que no dan ni para mantener los ingresos de la Seguridad Social.
Esa ha sido la política del PP: pobreza para los trabajadores, incluso para los que tienen un trabajo, y transferir riqueza al 10%, especialmente al 1%, de la población con más ingresos.